Ah, mañana nocturna,
se podría decir que es lumbre y templo
ese agitarse de campanas que arden
en la mañana oscura como fuego
en una noche indestructible. Y vuelvo,
merodeo en las lindes. El recuerdo
me lleva hasta un lugar al que regreso
no en el presente, sino en la presencia.
No son los ojos de la infancia, ahora,
los que miran en mí, sino los ojos
de un niño renacido en el recuerdo.




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