«El momento en que un joven toma una decisión y se pone en camino para hacerla realidad es sin duda el más hermoso que una vida pueda brindar.» Y ese precisamente es el momento que se relata en estas páginas vibrantes y conmovedoras. Una novela que se lee prácticamente de un tirón y que suscita comprensión hacia el ser humano, esperanza en su destino y, algo aún más insólito en la narrativa contemporánea, piedad. Un relato lleno de imágenes indelebles, lúcidos pensamientos y episodios trepidantes. El que aún ame la vida con todas sus polaridades y contradicciones podrá identificarse con el protagonista, siempre a caballo entre la escritura y la espiritualidad.
Con notable maestría narrativa, Pablo d’Ors despliega aquí una historia sospechosamente parecida a la suya: la de un hombre que, para responder a una inapelable llamada interior, se abre al amor y a la amistad, por supuesto, pero también a la incoherencia y al dolor y, en definitiva, al sentido de la vida entendida como servicio a los demás. Un delicioso juego auto-ficticio de consecuencias incalculables. Una botella que se tira al mar para que la recoja quien aún cree que es posible una literatura del alma.

Con exquisito sentido del humor y admirable claridad narrativa, este novelista nos brinda aquí, seguramente, la obra que sus muchos lectores estaban esperando. Con un estilo límpido y eficaz, d’Ors –sin duda uno de los narradores españoles vivos más singulares– contagia mediante la intensidad de su prosa una actitud entusiasta y vital. Un relato sobre las experiencias iniciáticas propias de la juventud. Un homenaje, tan humilde como rotundo, a la luz.