Sobre todo en sus primeros años, Franz Kafka dibujó intensamente y con ambiciones artísticas. A su muerte, sin embargo, no solo quiso destruir su legado literario, sino también todos sus dibujos. Después de que su amigo Max Brod lograra salvar muchos, la mayor parte de ellos se mantuvo oculta durante décadas. Aquí se publican por primera vez completos, y hacen visible a un segundo Kafka más allá de su faceta de gran escritor.