Este libro nace de la pasión por la palabra, también por las palabras, y está atravesado por la determinación de asediarlas filológicamente, de escrutar cómo surgen y cómo viven, a lo largo de la historia, en el único medio en que cabe atraparlas: los textos.

Cada capítulo tiene la ambición de trascender lo aparentemente anecdótico, elevándose hasta la categoría para reflexionar sobre asuntos de cierto calado en torno a la lengua de todos: la norma y el uso, la variabilidad en el léxico y la fraseología, la huella que un individuo concreto puede dejar en su idioma, el desarrollo de las familias de palabras, los retos de lo que podríamos llamar la “etimología fraseológica” -¿cómo y por qué ha surgido un dicho?-, el “léxico familiar”, las miserias de la filología -consecuencia de lapsus y erratas-, los complejos problemas del género gramatical, el purismo -y sus parientes: misoneísmo, alarmismo-, el presunto empobrecimiento del vocabulario, la vida de las palabras -nacimiento, muerte, resurrección-, el panhispanismo, los calcos, las creaciones expresivas, la lexicalización de elementos no léxicos…

En los ensayos de este libro se adoptan posturas de tolerancia y de cierto relativismo en materia normativa; mas, aun situándose un poco a contracorriente, no cae el autor en el laxismo del “todo vale”. Son mayoría los que están relacionados con el vocabulario, pero también los hay de tema gramatical, y otros se ocupan de problemas ortográficos, discrepando en ocasiones, con denodado afán razonador, de ciertas decisiones de la Academia. Un libro que Manuel Seco califica en el prólogo como “singularísimo”. Una lectura imprescindible para quienes aman la lengua.



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