Desde la honda contemplación, la ejecución, el pictograma o lo caligráfico, la pintura ha estado siempre ligada a la obra de José-Miguel Ullán, fundiéndose íntimamente con los materiales mixtos de una escritura única que constituye una «lengua híbrida, de raíz heterogénea», en palabras de Miguel Casado. «Varios pintan en ti, pero el dolor es uno», dice uno de los versos de Visto y no visto. Dejándose calar por «la pintura (esa lluvia)», Ullán escribió profusamente sobre arte en libros, catálogos y artículos, además de colaborar creativamente con distintos artistas.

En Los nombres y las manchas se recogen gran parte de los textos en prosa que Ullán escribió para acompañar a artistas como Álvarez Bravo, Brinkmann, Broto, José Luis Cuevas, Eduardo Chillida, Luis Fernández, Javier Fernández de Molina, Zush, Tàpies o Frida Kahlo, trazándose un mapa de nombres y de manchas en el que el poeta va entreverando sus reflexiones acerca de la misteriosa e intensa imbricación entre pintura y escritura.

«Extraña convivencia, a decir verdad, la de los nombres y las manchas. Obligada a una nitidez extrema en la naturaleza específica de cada sin-lugar, al igual que en la forma de cada material y, ante todo, de cada una de las materias cuando se asoma al hecho de darse a ver en compañía, fundidas ya palabra y obra».
José-Miguel Ullán.