Es invierno. Una mujer lleva días en una choza abandonada en una montaña. A lo lejos se oye el rumor de un arroyo.  Hace frío, llueve sin parar. La mujer está tumbada en una colchoneta y apenas alcanza a ver la copa de un cedro por la ventana. Las únicas visitas que recibe son de animales e insectos: un gato, una lagartija, una avispa, unas hormigas, un zorzal. Su existencia se ha reducido a la mínima expresión; sólo se trata de sobrevivir. Fuera de la choza, a veces se oyen ecos de voces: unos montañeros, un borracho. La mujer está embarazada y le cuenta a su bebé la historia de su vida, porque intuye que las personas están hechas de historias, secretos e historias. Y la suya está atravesada por el silencio.

Ecos en la nieve nos sumerge en una prosa inquietante y poética, precisa hasta el destello, donde la acción se detiene en detalles minúsculos y lo aquieta todo. Mohamed El Morabet consigue adentrarnos en un ambiente opresivo donde la naturaleza destrona lo humano.



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