«¿Sus cuatro abuelos son franceses?», me preguntó el empleado que estaba detrás del mostrador. Era la pregunta que habían hecho por última vez a los que pronto subirían a un tren procedentes de Pithiviers, Beaune-La Rolande o del Velódromo de Invierno, camino de los campos de concentración… y bastó para que acudiera a mi memoria Paul Rosenberg, mi abuelo, amigo y consejero de pintores, cuya galería se encontraba en la calle La Boétie 21 de París.

Atraída a mi pesar por esa dirección y por la trágica historia a ella vinculada, deseé, de repente, revisitar la leyenda familiar. Me sumergí en los archivos. Intenté entender el itinerario de ese brillante abuelo, íntimo de Picasso, Braque, Matisse, Léger y que pasó a ser un paria bajo el régimen de Vichy. Paul Rosenberg fue un gran marchante. En París hasta 1940 y en su exilio de Nueva York durante la guerra. Era francés, judío y un enamorado del arte. Este libro cuenta su historia, que, indirectamente, es también la mía.