«Genet me enseñó a desprenderme poco a poco de mi vanidad primeriza, del oportunismo político, del deseo de figurar en la vida literario-social, para centrarme en algo más hondo y difícil: la conquista de una expresión literaria propia, mi autenticidad subjetiva.» Esta confesión, extraída del segundo volumen de sus memorias personales, En los reinos de taifa, define bien a las claras la importancia que el autor de Diario del ladrón, tuvo, tiene y tendrá en la gestación de la obra y en la formación de la personalidad de Juan Goytisolo.

Los diferentes ensayos que componen este libro, escritos a lo largo de varios años, dan testimonio de esta amistad y lo dotan de una coherencia inusitada. Completa el volumen un valioso documento inédito: un conjunto de cartas de Genet a Goytisolo, escritas entre 1958 y 1974.