He aquí un libro verdaderamente singular e inesperado. Con motivo de un reciente viaje por Japón para impartir unas conferencias, el autor entró en contacto con las ideas y la figura de Hiroshi Kindaichi, un insólito pensador japonés del siglo XVIII. Kindaichi, casi un desconocido hasta hoy, fue un hereje sintoísta que rompió moldes, se enfrentó a la sociedad de su tiempo y fue un pionero en el diálogo con la naturaleza y en el asombro espiritual que la propia naturaleza desprende. En Japón, ayudado por una especialista en el mundo herético de Kindaichi, García Ortega sucumbió a un viaje interior y descubrió la vida y las ideas de esta figura tan atractiva como secreta.

Libro de género híbrido, en tanto que, a la manera de Borges, combina ensayo y novela, La luz que cae se decanta por la ficción. Hay en sus páginas viajes y traslaciones en el tiempo, se narran las vicisitudes de la vida de Kindaichi, sus reflexiones y aventuras, las relaciones entre Japón y Holanda, las tensiones ideológicas de un país hermético desde el XVIII hasta la catástrofe de Hiroshima, se relata la insólita estancia de Kindaichi en la Europa de Diderot y de la Revolución francesa, y se hace, en fin, un canto vibrante a la naturaleza en el que se propone un encuentro emocional del lector consigo mismo.

Adolfo García Ortega aspira a llegar de tú a tú al corazón de lectores y de lectoras con la heterodoxa propuesta de este juego literario. Porque La luz que cae es un libro transformador, absolutamente libre y personal, y, como todo libro así, está destinado a acompañar por siempre a quien lo lea.