El escritor que viaja por la geografía española es un personaje característico en nuestras letras. Unamuno, Machado, Gómez de la Serna, Marañón, Ramón J. Sender, Gerald Brenan. Camilo José Cela y tantos otros viajeros ilustres transitan por estas páginas del mismo modo que recorrieron en su día los paisajes de España. En apariencia, a todos les guía la misma preocupación y un idéntico propósito: hacer frente a la cruda realidad de miseria y atraso del país para buscar soluciones a sus problemas. El escritor y ensayista José María Ridao ha vuelto sobre los pasos de sus antecesores para seguir la misma ruta que ellos recorrieron y someter a un análisis crítico los testimonios y diagnósticos que nos dejaron de su experiencia. El resultado de su viaje desvela que muchos de ellos labraron una imagen romántica e idealizada de España, negadora del elemento fundamental de su legado histórico y cultural e, incluso, refractaria al desarrollo económico, social y científico.

Mediante una prosa afilada y sutil, Ridao dirige en El pasajero de Montauban, título con el que rinde homenaje a ese pasajero a la fuerza que fue Manuel Azaña tras la derrota republicana, una mirada libre de prejuicios a la reciente historia intelectual y política de nuestro país.