En un pueblo de mala muerte de Texas, en el Profundo Sur y en plena Gran Depresión, Dove Linkhorn crece inocente y desamparado sin siquiera asistir a la escuela porque su padre, que se gana la vida limpiando pozos negros y lanzando desquiciadas prédicas antipapistas a sus paisanos, la considera una pérdida de tiempo y una influencia corruptora. Educado entre los vagabundos que se desplazan como polizones en los trenes de mercancías a la búsqueda de trabajo, Dove acabará convertido también en vagabundo para salir adelante.
Buen chico, con sentido del humor, enamoradizo y lo suficientemente pícaro para sobrevivir, persigue su sueño en un mundo poblado de blancos y negros analfabetos, timadores, borrachos, macarras y prostitutas. En ese ambiente violento, desolado y sórdido, donde pese a todo perviven casi en secreto el amor y la lealtad, Dove perderá algo más que la inocencia.
A partir de personajes inolvidables como Dove, su amiga Kitty Twist –una adolescente tan curtida que ya está de vuelta de todo– u otras mujeres como Hallie –una prostituta que le enseña a leer–, este libro se pregunta, en palabras del propio Algren, «por qué a menudo los perdedores se convierten en mejores seres humanos que aquellos que nunca han estado perdidos en su vida. Por qué los hombres que han sufrido en manos de otros hombres son los que creen en la humanidad; mientras que aquellos cuya tarea ha sido simplemente adquirir y tomarlo todo sin dar nada son los que más la desprecian».
Considerada como una de las grandes novelas americanas, Un paseo por el lado salvaje sigue interpelando a los lectores de hoy, pues como escribió Russell Banks, «Algren dijo la verdad al poder allí donde se topó con él […] Y escribió de forma brillante, especialmente en este libro, para mí su mejor obra».