Según el crítico Francisco Calvo Serraller, Valente en los últimos veinte años de su vida «intensificó su pesquisa sobre el misterio insondable de la literatura y el arte, la de preguntarse por el preguntar, o si se quiere, la de inquirir el porqué del porqué». El poeta del silencio, el poeta de las sombras, como se le conocía, figura clave de la lírica del siglo XX y autor incalificable, escribió también trabajos de crítica artística de gran valor. A comienzos de los ochenta la producción de Valente se abrió a otros horizontes, y así el poeta se acercó al ámbito de las artes plásticas, con el mismo interés por la tradición occidental que por el arte oriental, por los antiguos y los modernos, pasando por el arte caligráfico oriental y la fotografía.