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Holan, Vladimír

Nació en Praga, en 1905, y se trasladó con su familia, a los seis años, a Podolí, una pequeña aldea de Bohemia central. Cuando regresó a su ciudad natal, cursó sus estudios de secundaria y, una vez concluidos, trabajó en una compañía de seguros durante siete años. En 1933 fue redactor de la revistaŽivot, desde donde pasó, en 1939, a Program D 40, publicación del teatro de E. F. Burian, que dejó en 1940, para dedicarse por completo a la literatura. En su vida sólo realizó dos viajes: a Toscana (Italia), en 1929, y a París, en 1937. De su primera época son sus libros: Abanico en delirio (1926), Triunfo de la muerte (1930), Soplo (1930), Arco (1934), Piedra, vienes (1937) y Trueno (1940). Hay una serie de acontecimientos que dan un giro tanto a su vida como a su obra: la ocupación nazi (1938), la Segunda Guerra Mundial (1940), la liberación (1945) y el establecimiento de un gobierno comunista en Checoslovaquia (1948). Dentro del ámbito literario, Holan pasa de un hermetismo, del que se decía que era propio de un «alquimista de las palabras», a un compromiso inmediato con los acontecimientos históricos del momento, de los que da testimonio en obras como Respuesta a Francia (1938), Septiembre de 1938, Canto de los tres reyes (1946), Sueño (1939), Primer testamento (1939- 1940), Terezka Planetová (1943) y Soldados del Ejército Rojo (1947). En 1948, se le acusa de estar inmerso en un «formalismo decadente» y su obra se deja de publicar. Como reacción ante esta miopía agresiva del Estado, se encierra en su casa de la isla de Kampa, para no volver a salir sino en contadas ocasiones. esenciales: Sin título (1939-1942), Avanzando (1943-1948), Dolor (1949-1954), Una noche con Hamlet (1949-1956, 1962), Historias (1948-1955), Toscana (1958-1963), En el último trance (1961-1965) y Un gallo para Esculapio (1966-1967). Durante años, Holan estuvo condenado al silencio y sólo a partir de 1963 se le permitió la publicación de sus obras. Desde entonces llegan los reconocimientos oficiales: el Gran Premio del Estado Checoslovaco, el premio de la Unión de Escritores y el título de Artista Nacional. En 1966, se le otorgó el premio Etna-Taormina, en Italia. Rompió su silencio, publicó sus libros, pero nunca quiso salir de su casa para recibir estos premios. Como bien dice su traductora: «Este permanecer en un determinado espacio, como un árbol, tenía el sentido de mejor ir al fondo, de mejor arraigar». En 1982, tras su muerte acaecida en 1980, se publica su libro Abismo de abismo, que reúne algo más de cuatrocientos poemas. Su mejor premio, tal vez, se lo dio, de manera póstuma, Jaroslav Seifert, cuando en 1984 recibió el premio Nobel, y dijo que lo aceptaba en nombre de los poetas de su generación, «de la que era el último superviviente, pues otros, como Holan, lo habían merecido».