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Cortázar, Julio

Nacido en Bruselas en 1914 es, sin duda, uno de los mayores escritores contemporáneos. Nadie puede ni debe ignorar a Cortázar, privarse de la extraordinaria, de la pasmosa riqueza que su obra brinda. Ella es imprescindible a todo lector que busque la perturbadora potencia de una fantasía que, a partir de lo real inmediato, proyecta a otros planos, deja entrever otras presencias, desvela poderes extraños, insinúa un orden a la vez misterioso y muy humano. Pero Cortázar es también el perseguidor de absolutos, el inconformista que quiere cambiar la literatura porque quiere cambiar la vida. Busca descolocar, sacarnos de las casillas, desbaratar las rutinas sociales y mentales. Busca con sus ficciones posibilitarnos el uso total de nuestro albedrío, ampliar nuestras facultades, despertar nuestros atributos dormidos, intensificar el amor, asemejar el mundo disponible al mundo deseado para que volvamos efectiva al fin toda nuestra humanidad. Más de un centenar de cuentos magistrales constituyen el principal aporte literario de Julio Cortázar. No hay en lengua española otro conjunto tan numeroso como perfecto. Cuentos de aquí y de ahora, son en su mayoría fantásticos. Van como flechas, sin digresiones ni dilaciones, hasta dar fatalmente en su blanco, hacia la consecución de un desconcertante destino. Así como Julio Cortázar circunscribe con cada cuento un orbe autárquico que se va cerrando sobre sí mismo, abre como ningún otro escritor la prosa a una osada, atractiva y novedosa variedad de formas, de tonos, ritmos, registros. Como en Rayuela, lo lírico y lo lúdico, lo erótico y lo reflexivo se hermanan con lo insólito y lo divertido. El humor y el juego, constantes cortazarianas, se confabulan, como en Historias de cronopios y de famas o Un tal Lucas, para hacer de las suyas, liberar de ataduras y malear la lengua hasta devolverle toda su potencia generadora. Julio Cortázar es el escritor íntegro –sin concesiones ni éticas ni estéticas– y el escritor integral que practica todos los géneros. Se destinaba en sus comienzos a ser poeta y principia su trayectoria escribiendo poesía. Lo hará toda su vida. Y aunque publique pocos poemarios, la poesía es su escritura más inmediata y más asidua. Amante del teatro, que ve con frecuencia, también incursiona en la escritura dramática. Compone, con juguetona y fantasiosa desenvoltura, piezas, como Nada a Pehuajó, a la vez innovadoras y escénicamente eficaces. Antes de escribir sus novelas, Cortázar analiza, en La otra orilla, la evolución del género y programa su propio modelo que luego ejecuta. Creación y crítica son en Cortázar aptitudes complementarias que se acompañan a lo largo de su camino literario. Este autoesclarecimiento halla su correlato oral en las entrevistas que aquí por primera vez se reúnen, y también en sus cartas, que dan cuenta vívidamente de todas sus alternativas y que constituyen la verdadera autobiografía de Julio Cortázar. Murió en París en 1984.